La investigadora del grupo de Coronavirus del CSIC Sonia Zúñiga resolvió
las dudas más comunes sobre la epidemia en La Cafetera de
radiocable.com. Zúñiga afirmó que el COVID-19 «no tiene una tasa de
letalidad preocupante» (entrevista a partir del minuto 21:30). Por
tanto, dijo: «No hay que entrar en pánico, porque ni el virus ni la tasa de letalidad han cambiado«.
A la pregunta de si el virus es ahora más agresivo,
Sonia Zúñiga respondió que «el virus no ha cambiado sustancialmente
desde hace una semana» y que «sigue teniendo las mismas
características». Continúa «pareciéndose muchísimo a su primo hermano el
virus del SARS, con una menor letalidad y una tasa de transmisión más
alta».
Lo que «ha cambiado es el escenario». La
situación actual, explicó, es consecuencia de la transmisión del virus
en el periodo de incubación que tiene. «De ahí las medidas de
contención»-dijo. Y citó las últimas cifras del porcentaje de
asintomáticos o enfermos leves, que «han pasado del 80% al 85%».
Sobre la búsqueda de una vacuna
contra el COVID-19, Sonia Zúñiga destacó que cuentan con la
«experiencia del SARS y el MERS», que les servirá para «tener un buen
candidato a vacuna».
Ante de la posibilidad de volver a contagiarse,
dijo: «Con lo que conocemos de otros coronavirus nos resulta difícil de
entender». Y señaló que hay dos probabilidades. «Que una persona
estuviera infectada, su respuesta inmune no fuera buena y no se hubiera
quedado completamente protegida; pero serían casos puntuales». O el caso
de «un paciente al que se le haya dado por negativo, cuando le quedaran
en algún lugar del cuerpo reservorios del virus que no se hubieran
detectado». Lo que habría hecho pensar «que se ha vuelto a infectar,
cuando en realidad lo que ha pasado es que el virus que tenía ha seguido
multiplicándose».
En cuanto a su comparación con la gripe estacional,
Zúñiga explicó que esta se debe a que «la tasa de mortalidad es muy
parecida». Sin embargo, » en números absolutos no tiene nada que ver,
porque la gripe infecta muchísimo más, y mata a mas gente».
Sobre si el COVID-19 puede remitir al subir las temperaturas,
explicó que, aunque «con este virus no se sabe», lo que sí conocen de
los coronavirus estudiados, «es que son muy sensibles a la temperatura y
a la radiación ultravioleta». Y, «normalmente, los coronavirus de este
tipo con un día a 37 grados baja diez veces la dosis infectiva». Si a
eso se le suma la luz del sol, «la probabilidad de que esas condiciones
climáticas ayuden a controlar el virus es bastante realista».
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