Se han presentado, además de la querella argentina, 18 querellas en España, en los juzgados de Plaza Castilla, contra las torturas que infligió la siniestra Brigada Político Social en Madrid, y que lideraba Antonio González Pacheco, para dinamitar la lucha antifranquista durante los años 70
El Salto/Sara Plaza Casares
Represaliados y represaliadas del franquismo presentaron un total de 18 querellas criminales por torturas contra Antonio González Pacheco, alias Billy el niño, uno de los pocos miembros de la Brigada Político Social que quedaban en vida y que hoy ha fallecido a causa del covid-19.
“Billy el Niño ha vuelto a huir de la justicia”. Con estas palabras, Jesús Rodríguez Barrio, uno de los represaliados por el franquismo, resume el sentimiento de frustración y tristeza que le invade tras conocer la muerte de Antonio González Pacheco por coronavirus. El exmiembro de la Brigada Político Social, más conocido como Billy el Niño, ya no podrá ser juzgado por los delitos de torturas que le han reclamado represaliados y represaliadas del franquismo hasta en 18 causas.
Primero consiguió salir indemne de la Querella Argentina, una causa abierta por la juez María Servini de Cubría al otro lado del charco para juzgar los crímenes de lesa humanidad de la dictadura franquista. En 2004, y tras declarar en la Audiencia Nacional, esta estancia judicial bloqueó la extradición de González Pacheco. También puso una zancadilla a este proceso un Consejo de Ministros capitaneado por Rajoy allá por 2015. Además se rechazaron las comisiones rogatorias para que fuera interrogado en España a través del auxilio judicial internacional. Poco se podía hacer por esta vía.
Es entonces cuando un grupo de represaliados y represaliadas, reunidos en la Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina contra crímenes del franquismo (CEAQUA), pasa a la acción en los juzgados estatales. Bajo el argumento de que las torturas sufridas en la Dirección General de Seguridad —antaño sita en la Puerta del Sol— son crímenes de lesa humanidad y, por tanto, no prescriben y no pueden ser objeto de amnistía, comienzan a presentar querellas criminales. Contra Billy el Niño y contra otros policías y represores. Un total de 18 demandas fueron presentadas contra González Pacheco, entre ellas la de Chato Galante, quien también fallecía recientemente a causa del coronavirus. Y, una a una, se fueron enfrentando al archivo de los Juzgados de Primera Instancia de Madrid.
Chato Galante, la dignidad de la memoria
Todas menos una, la de Miguel Ángel Gómez Álvarez, que fue admitida en primera estancia en marzo de 2019. Gómez Alvarez fue detenido y torturado en dos ocasiones, acusado de asociación ilícita —era miembro de la LCR, Liga Comunista Revolucionaria—. Pasó siete días incomunicado en la Dirección General de Seguridad para inmediatamente después ser trasladado a dependencias de la cárcel de Carabanchel en las que tuvo que estar ingresado 15 días en la enfermería como consecuencia de las lesiones que le ocasionaron las torturas que le fueron infligidas. Esta admisión duró poco y fue de nuevo desestimada, explica Jacinto Lara, abogado coordinador de las causas.
“Con todas hemos interpuesto los correspondientes recursos. En algún casos ya se había presentado la reclamación ante el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas una vez agotada la vía interna”, explica Lara, que añade que el recorrido de estas querellas ha ido de los juzgados de Primera Instancia a la Audiencia Provincial de Madrid y de ahí un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional. “A la mayoría de demandas el Constitucional aún no ha contestado”, aclara.
“Como consecuencia de su fallecimiento se extingue su responsabilidad criminal, pero mucha de esas querellas se dirigían a otros torturadores. Esas se pueden continuar tramitando”, advierte Lara
“Como consecuencia de su fallecimiento se extingue su responsabilidad criminal, pero mucha de esas querellas se dirigían a otros torturadores. Esas se pueden continuar tramitando”, advierte Lara. “Las torturas son delitos de lesa humanidad, no preescriben y no pueden ser objetos de amnistía ninguna”, finaliza.
DETENIDO A TIROS
Rodríguez Barrio, que es uno de los querellantes, rememora que el fue “detenido a tiros” por pertenecer a la Liga Comunista. “En abril de 1975 me detuvo él personalmente. Yo estaba en la calle, me dieron el alto y Billy empezó a disparar con balas de fuego real, estuvo a punto de matarme allí mismo”, cuenta. Tras esto, en la Dirección General de Seguridad asegura que recibió el “trato estándar”.
“No fui un caso muy notorio de torturas. Pero si recuerdo que me puso la pistola en la cabeza y me dijo que si no reconocía todas las acusaciones contra mí me pegaba un tiro”, relata quien fue finalmente acusado de pertenecer a una asociación ilegal y de organizar actividades subversivas. “No me llegaron a juzgar porque murió Franco, pero me pedían tres años de cárcel”. Este miembro fundador de la asociación de presos del franquismo La Comuna relata que, pese a todo, en los archivos judiciales sigue apareciendo como “un delincuente” por lo que aún no se siente reparado.
“Juzgarle a él era juzgar a toda la Brigada Político Social, era un juicio contra todo un organismo de la represión franquista”
“Haciendo un balance de todo lo que ha representado, me siento muy triste y defraudado por la justicia de este país porque se ha muerto sin ser juzgado”, añade. “Era un personaje simbólico en la lucha por la verdad, la justica y la reparación. Era de los únicos vivos y también había muchas víctimas vivas. Juzgarle a él era juzgar a toda la Brigada Político Social, era un juicio contra todo un organismo de la represión franquista. Juzgar a Billy el niño era juzgar a todos los torturadores franquistas”, prosigue. “Queríamos que se hubieran reconocido que esos delitos han existido y no va a ser posible. Nuestra democracia ha demostrado que no está a la altura de los derechos humanos”, finaliza.