La lucidez para proclamar que no es para siempre.
Comentar el libro “Amores dudosos, certeras muertes” de Manuel Blanco Chivite editado en la colección de poesía de El Garaje Ediciones, supone reconocer que sus palabras exponen la realidad golpeando mi acomodado sentido común, consiguiendo el gran triunfo de incomodarlo. Quizás sin intención de resaltar contradicciones, o no.
En los dudosos amores, encontramos esas contradicciones que nos entran por la vista, el olfato y el gusto, sobre victorias y derrotas, sobre coincidencias, sobre no repetir el desayuno, o la sinceridad de las necesidades. Esto tan humano, del miedo a las escaleras mecánicas, cuando las fuerzas son pocas y uno se recupera de las heridas. Ya que el amor bien entendido empieza por uno mismo y termina en el caos situado “entre las escaleras mecánicas del súper y la sección de ofertas”. En el tránsito por el amor, buscas el sexo, como un “babeo posiblemente” y un consejo lleno de contención, “nunca entregues el pedido completo”. Para llegar al imprescindible descanso en soledad, que importante un vermú rojo bien preparado.
De las certezas quedan algunas en pie, “regresará la muerte”, que los asesinos tiene uniformes estrellados y condecoraciones, la sensatez aparece cuando eres mínimo y el olvido es el principio de entender; acompañadas de los latigazos en frascos pequeños y la falta de ganas. Si tuviera que resaltar una poesía, elegiría dos, “uno menos” y “despliegue” que con la despedida prosaica pueden sintetizar todo un conjunto completo de pensamiento político/poético, sirviendo de autorretrato del autor, una persona que no deja indiferente. Tomen como ejemplo estos “análisis agudos de punta roma”.
Comentar el libro “Amores dudosos, certeras muertes” de Manuel Blanco Chivite editado en la colección de poesía de El Garaje Ediciones, supone reconocer que sus palabras exponen la realidad golpeando mi acomodado sentido común, consiguiendo el gran triunfo de incomodarlo. Quizás sin intención de resaltar contradicciones, o no.
En los dudosos amores, encontramos esas contradicciones que nos entran por la vista, el olfato y el gusto, sobre victorias y derrotas, sobre coincidencias, sobre no repetir el desayuno, o la sinceridad de las necesidades. Esto tan humano, del miedo a las escaleras mecánicas, cuando las fuerzas son pocas y uno se recupera de las heridas. Ya que el amor bien entendido empieza por uno mismo y termina en el caos situado “entre las escaleras mecánicas del súper y la sección de ofertas”. En el tránsito por el amor, buscas el sexo, como un “babeo posiblemente” y un consejo lleno de contención, “nunca entregues el pedido completo”. Para llegar al imprescindible descanso en soledad, que importante un vermú rojo bien preparado.
De las certezas quedan algunas en pie, “regresará la muerte”, que los asesinos tiene uniformes estrellados y condecoraciones, la sensatez aparece cuando eres mínimo y el olvido es el principio de entender; acompañadas de los latigazos en frascos pequeños y la falta de ganas. Si tuviera que resaltar una poesía, elegiría dos, “uno menos” y “despliegue” que con la despedida prosaica pueden sintetizar todo un conjunto completo de pensamiento político/poético, sirviendo de autorretrato del autor, una persona que no deja indiferente. Tomen como ejemplo estos “análisis agudos de punta roma”.