La empresa de Mark Zuckerberg no pasa por su mejor momento. Proyecta una imagen poco ética, salpicada por escándalos como fallos de seguridad, invasión de la intimidad de sus usuarios y sesgos políticos. Así que el CEO de la famosa red social, y dueño también de WhatsApp e Instagram, ha decidido dar un giro al negocio. Ha anunciado que su firma pasará a llamarse Meta para reflejar su nueva estrategia, centrada en un mundo virtual llamado metaverso.
Jose F. Monserrat es investigador de Instituto Universitario de Telecomunicación y Aplicaciones Multimedia y catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV).
“En este momento, se nos ve como una empresa de medios sociales, pero en nuestro ADN somos una firma que construye tecnología para conectar a la gente”, señaló el pasado jueves Mark Zuckerberg en la conferencia Connect. En el evento, desveló nuevos productos y objetivos en torno al metaverso. “Ha llegado el momento de adoptar una nueva marca de empresa que englobe todo lo que hacemos, que refleje lo que somos y lo que esperamos construir”, dijo. Luego anunció un nuevo nombre para su firma: Meta, en lugar de Facebook.
“En este momento, se nos ve como una empresa de medios sociales, pero en nuestro ADN somos una firma que construye tecnología para conectar a la gente”, señaló el pasado jueves Mark Zuckerberg en la conferencia Connect. En el evento, desveló nuevos productos y objetivos en torno al metaverso. “Ha llegado el momento de adoptar una nueva marca de empresa que englobe todo lo que hacemos, que refleje lo que somos y lo que esperamos construir”, dijo. Luego anunció un nuevo nombre para su firma: Meta, en lugar de Facebook.
¿Pero qué es el metaverso? Es una visión un nuevo espacio de interacción entre máquinas, avatares idealizados y un nuevo mundo virtual donde arte, arquitectura, belleza y ficción se encuentran para socializar, comprar o hacer negocios.
Como nuevo espacio social, nuestros jóvenes ya se encuentran cómodos en él. Cabe destacar el caso de Fornite. La generación Z, es decir, los nacidos más allá del 2000, ya saben lo que es relacionarse en ese metaverso, ir a conciertos en él o pasarse horas conversando y socializando en un entorno hiperrealista pero, a su vez, tan alejado de la realidad.
El mundo que ellos ven no es el que nosotros hemos visto o conocido. Ellos ya no quieren viajar o tocar la muralla china o las ramas de un frondoso árbol. Su forma de vivir en un mundo aislado por las mascarillas es huir de él y localizar un espacio sin virus, sin fobias y sin barreras, un mundo donde poder ser, aunque no estar.
Entonces, si tecnológicamente aún estamos lejos de ese metaverso, ¿por qué este cambio de nombre en este momento para la empresa tecnológica más importante del mundo, la todopoderosa Facebook, propietaria además de Instagram y Whatsapp? Pues sin duda aquí se mezclan varias componentes, desde la componente tecnológica hasta la puramente empresarial, pero Zuckerberg acierta en que es el momento de esta transformación.
En primer lugar, efectivamente, se lanza en estos momentos la carrera por el ‘dorado’ del metaverso. Desde diseñadores gráficos, arquitectos para las construcciones y sociólogos, pasando por, obviamente, informáticos e ingenieros de telecomunicaciones, toda una marabunta de jóvenes tecnólogos están trabajando para hacer de ese futuro una realidad.
Facebook ya posee la empresa Oculus, que es líder en el sector de las gafas de realidad virtual. Así pues, parece que continuará en esta dirección y dejará de ser meramente el mayor proveedor de software social, para ser también un proveedor de hardware para este nuevo mundo que se avecina.
Por otro lado, el uso de la nueva marca, Meta, permitiría en un futuro separar de manera más lógica la compañía utilizando esa nueva dimensión, la tecnológica. Quizás esta división es algo que le permita a Zuckerberg ser de nuevo el CEO de esta nueva empresa y liberarse fácilmente de otros activos más tóxicos que pudieran dañar su negocio. ¿Estamos ante la muerte planeada de la red social de Facebook? El tiempo lo dirá.
Y esta es la tercera componente de esta decisión, eliminar la mala imagen que lastra la marca Facebook. Ahora todo el mundo asocia esta marca a un negocio decadente, mientras que Instagram o Whatsapp aún suenan a éxito.
Facebook nos proyecta una imagen de fragilidad en la ciberseguridad, de invasión a nuestra intimidad, de control de la información, de sesgo político, de conspiraciones y de adicción a ese famoso libro de caras que nos recuerda al anuario del colegio.
Se cuentan por miles las bajas diarias a esta red social, una red que cada vez tiene menos accesos y menos interés, sobre todo para las nuevas generaciones, Faceboook es ahora es el reducto de los ‘viejos’, que dirían en la generación Z, mucho más identificada con la red social de Instagram o con las nuevas tendencias de Twitch o Tik Tok. El poder del milisegundo, lo llaman algunos. Todo va más mucho más rápido, en contraste con lo lento que pasa la vida en Facebook.
Para Zuckerberg, parece el momento ideal para olvidarse de los escándalos y sus expertos en marketing le habrán aconsejado que una cortina de humo es la mejor escapatoria a la decadencia. Separar la marca de sus productos estrella y dejar morir lentamente la vaca lechera que dejó hace tiempo de ser una estrella.
El nuevo lema de su presentación fue que Meta ha nacido para ver nacer una compañía que desarrolla tecnología para conectar a las personas: “¡Connecting People!” exclamó en su acto de presentación. Era este también el lema de la extinta Nokia. Fue lo primero que me vino a la cabeza cuando escuché las arriesgadas palabras de Mark Zuckerber, todas ellas medidas al milímetro, claro. Identificar a Meta con Nokia fue sin duda un guiño a quien marcara antaño su infancia, a quien cambiara en los 90 la forma de conectar a las personas.
Pero, como pasó con Nokia, una mala decisión puede hacer caer hasta el mayor de los colosos. Veremos si esta apuesta arriesgada es una decisión acertada o no. De momento, lo que sin duda han conseguido, es que todo el mundo vuelva a hablar de Facebook. Quiero decir de Meta. Facebook es ya cosa del pasado y huele a naftalina.
Jose F. Monserrat es investigador de Instituto Universitario de Telecomunicación y Aplicaciones Multimedia y catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV).
“En este momento, se nos ve como una empresa de medios sociales, pero en nuestro ADN somos una firma que construye tecnología para conectar a la gente”, señaló el pasado jueves Mark Zuckerberg en la conferencia Connect. En el evento, desveló nuevos productos y objetivos en torno al metaverso. “Ha llegado el momento de adoptar una nueva marca de empresa que englobe todo lo que hacemos, que refleje lo que somos y lo que esperamos construir”, dijo. Luego anunció un nuevo nombre para su firma: Meta, en lugar de Facebook.
“En este momento, se nos ve como una empresa de medios sociales, pero en nuestro ADN somos una firma que construye tecnología para conectar a la gente”, señaló el pasado jueves Mark Zuckerberg en la conferencia Connect. En el evento, desveló nuevos productos y objetivos en torno al metaverso. “Ha llegado el momento de adoptar una nueva marca de empresa que englobe todo lo que hacemos, que refleje lo que somos y lo que esperamos construir”, dijo. Luego anunció un nuevo nombre para su firma: Meta, en lugar de Facebook.
¿Pero qué es el metaverso? Es una visión un nuevo espacio de interacción entre máquinas, avatares idealizados y un nuevo mundo virtual donde arte, arquitectura, belleza y ficción se encuentran para socializar, comprar o hacer negocios.
Como nuevo espacio social, nuestros jóvenes ya se encuentran cómodos en él. Cabe destacar el caso de Fornite. La generación Z, es decir, los nacidos más allá del 2000, ya saben lo que es relacionarse en ese metaverso, ir a conciertos en él o pasarse horas conversando y socializando en un entorno hiperrealista pero, a su vez, tan alejado de la realidad.
El mundo que ellos ven no es el que nosotros hemos visto o conocido. Ellos ya no quieren viajar o tocar la muralla china o las ramas de un frondoso árbol. Su forma de vivir en un mundo aislado por las mascarillas es huir de él y localizar un espacio sin virus, sin fobias y sin barreras, un mundo donde poder ser, aunque no estar.
2030 y la explotación del metaverso
Y los integrantes de esa generación Z serán los principales consumidores en 10 años. Así, los expertos creen que será en 2030 cuando probablemente la tecnología y la sociedad estén preparadas para la explotación en masa del metaverso. Ni siquiera aquí será la 5G la tecnología habilitadora, no. Estamos hablando de la futura 6G como la solución tecnológica que nos permita ponernos unas gafas de realidad aumentada, es decir, viendo información sobreimpresa en mi campo de visión real, o unas de realidad virtual, que permitan una experiencia total en el metaverso.Entonces, si tecnológicamente aún estamos lejos de ese metaverso, ¿por qué este cambio de nombre en este momento para la empresa tecnológica más importante del mundo, la todopoderosa Facebook, propietaria además de Instagram y Whatsapp? Pues sin duda aquí se mezclan varias componentes, desde la componente tecnológica hasta la puramente empresarial, pero Zuckerberg acierta en que es el momento de esta transformación.
En primer lugar, efectivamente, se lanza en estos momentos la carrera por el ‘dorado’ del metaverso. Desde diseñadores gráficos, arquitectos para las construcciones y sociólogos, pasando por, obviamente, informáticos e ingenieros de telecomunicaciones, toda una marabunta de jóvenes tecnólogos están trabajando para hacer de ese futuro una realidad.
Un componente clave en la nueva realidad paralela
¿Será exitosa esa inversión? Lo sabremos en 10 años, pero yo diría que sí, porque ya estoy viendo el éxito en mis hijos. Sin duda Facebook será un componente clave en esa nueva realidad paralela y con este cambio de nombre marca su ambición: ser el monopolio de la sociabilización del futuro, poseer el nuevo mundo y encontrar el dorado del metaverso.Facebook ya posee la empresa Oculus, que es líder en el sector de las gafas de realidad virtual. Así pues, parece que continuará en esta dirección y dejará de ser meramente el mayor proveedor de software social, para ser también un proveedor de hardware para este nuevo mundo que se avecina.
Por otro lado, el uso de la nueva marca, Meta, permitiría en un futuro separar de manera más lógica la compañía utilizando esa nueva dimensión, la tecnológica. Quizás esta división es algo que le permita a Zuckerberg ser de nuevo el CEO de esta nueva empresa y liberarse fácilmente de otros activos más tóxicos que pudieran dañar su negocio. ¿Estamos ante la muerte planeada de la red social de Facebook? El tiempo lo dirá.
Y esta es la tercera componente de esta decisión, eliminar la mala imagen que lastra la marca Facebook. Ahora todo el mundo asocia esta marca a un negocio decadente, mientras que Instagram o Whatsapp aún suenan a éxito.
Facebook nos proyecta una imagen de fragilidad en la ciberseguridad, de invasión a nuestra intimidad, de control de la información, de sesgo político, de conspiraciones y de adicción a ese famoso libro de caras que nos recuerda al anuario del colegio.
Se cuentan por miles las bajas diarias a esta red social, una red que cada vez tiene menos accesos y menos interés, sobre todo para las nuevas generaciones, Faceboook es ahora es el reducto de los ‘viejos’, que dirían en la generación Z, mucho más identificada con la red social de Instagram o con las nuevas tendencias de Twitch o Tik Tok. El poder del milisegundo, lo llaman algunos. Todo va más mucho más rápido, en contraste con lo lento que pasa la vida en Facebook.
Para Zuckerberg, parece el momento ideal para olvidarse de los escándalos y sus expertos en marketing le habrán aconsejado que una cortina de humo es la mejor escapatoria a la decadencia. Separar la marca de sus productos estrella y dejar morir lentamente la vaca lechera que dejó hace tiempo de ser una estrella.
El nuevo lema de su presentación fue que Meta ha nacido para ver nacer una compañía que desarrolla tecnología para conectar a las personas: “¡Connecting People!” exclamó en su acto de presentación. Era este también el lema de la extinta Nokia. Fue lo primero que me vino a la cabeza cuando escuché las arriesgadas palabras de Mark Zuckerber, todas ellas medidas al milímetro, claro. Identificar a Meta con Nokia fue sin duda un guiño a quien marcara antaño su infancia, a quien cambiara en los 90 la forma de conectar a las personas.
Pero, como pasó con Nokia, una mala decisión puede hacer caer hasta el mayor de los colosos. Veremos si esta apuesta arriesgada es una decisión acertada o no. De momento, lo que sin duda han conseguido, es que todo el mundo vuelva a hablar de Facebook. Quiero decir de Meta. Facebook es ya cosa del pasado y huele a naftalina.