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Un oficio del Patrimonio Nacional informa del inicio de las “actuaciones preliminares” para exhumar los cuerpos de Manuel y Antonio Ramiro Lapeña
Es la primera exhumación que se ordena en el Valle de los Caídos
El Valle de los Caídos en una imagen de archivo. EFE
Los peritos del Instituto Torroja de Ciencias de la Construcción arrancarán el próximo lunes los trabajos preliminares para proceder a la primera exhumación en el Valle de los Caídos con el objetivo de que los restos mortales de dos fusilados durante la Guerra Civil sean entregados a su nieta y reconocer así su derecho a una “digna sepultura”.
Así consta en un oficio de Patrimonio Nacional, adelantado por la Cadena SER y al que ha accedido eldiario.es, dirigido al Prior Administrador de la Abadía de la San Cruz del Valle de los Caídos, Santiago Cantera. En él se informa del inicio de los tareas para ejecutar el auto dictado hace dos años por el Juzgado de primera Instancia número 2 de San Lorenzo de El Escorial que autorizó esta exhumación.
En concreto, el documento señala que los días 23 y 24 de marzo se realizarán “las actuaciones preliminares” pendientes por parte del Instituto Torroja de Ciencias de la Construcción, cuyos peritos son especialistas en arquitectura. Los restos mortales estarían en en los columbarios comprendidos entre el 2061 y 2069 de la cripta principal.
La exhumación tendrá lugar después de que hace dos años el juez José Manuel Delgado Seoane admitiera la petición de Purificación Lapeña respecto a su abuelo y su tío abuelo Manuel y Antonio Ramiro Lapeña Altabás.
Recientemente, el prior se comprometió a retirar el proceso contencioso-administrativo tramitado en la Audiencia Nacional que impedía las exhumaciones de víctimas de franquismo, avaladas por la Justicia.
Los hermanos Lapeña fueron fusilados en Calatayud en 1936 y trasladados al Valle de los Caídos, al entender que “el derecho a una sepultura digna está indisolublemente unido a la dignidad propia de todo ser humano, con independencia a la forma en la que falleció”.
El magistrado acordó que se inscribiera en un registro público que Manuel Lapeña, fundador de la CNT de Calatayud, desaparecido el 27 de julio de 1936 y con acta de defunción del 14 de agosto de ese año, fue fusilado por las autoridades en el barranco de La Bartolina y enterrado en una fosa común, “sin que conste juicio con condena a pena de muerte conforme legislación vigente en el momento de los hechos, con carácter legítimo”.
Y que su hermano Antonio Ramiro, tras ocultarse de las autoridades, se entregó en octubre de 1936, y fue fusilado el 20 de octubre de 1936 en la tapia del cementerio municipal de Calatayud, enterrándose sus restos en una fosa común, sin que tampoco conste juicio con condena a pena de muerte conforme legislación vigente en el momento de los hechos.
El juez consideró que existe una “alta probabilidad” de que los restos cadavéricos se encuentren en los columbarios comprendidos entre el 2061 y 2069 de la cripta principal, por lo que entiende que la “única forma de acreditarlo” es a través de la prueba de ADN.
El auto valoraba el criterio del Tribunal Supremo, la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la jurisdicción civil para defender que los familiares de las víctimas tienen derecho a pedir su identificación, regularizar su situación y darles una digna sepultura, lo que supone la entrega de los restos cadavéricos.
Los hermanos Lapeña: la trágica historia de los dos primeros exhumados en el Valle de los Caídos
De los hermanos Lapeña se cree que fueron fundadores de la CNT en su pueblo natal, Villaroya de la Sierra. Algo que nunca se ha llegado a demostrar. Lo que sí se sabe es que ambos militaban en el sindicato, motivo por el que fueron fusilados. Manuel Lapeña (en la imagen de la izquierda sobre estas líneas), era técnico veterinario en Villaroya de la Sierra. Su muerte quedó registrada el 14 de agosto de 1936, casi un mes después de su desaparición. Su cuerpo apareció en el barranco de La Bartolina (Calatayud) y fue enterrado en una fosa común para, en 1959, ser trasladado al Valle de los Caídos por orden del Ministerio de Gobernación. Su hermano Antonio Ramiro (a la derecha) era herrero. Huyó en octubre de 1936, para después entregarse y ser fusilado; también sus restos terminaron en el Valle de los Caídos. En ambos casos, no existe constancia de un juicio cuya condena fuera la pena de muerte.
Tras años en los juzgados, su nieta y sobrina nieta obtuvo ayer el visto bueno para poner en marcha laprimera exhumación en el Valle de los Caídos.
El juez resolvió que sus cuerpos tienen una «alta probabilidad» de encontrarse en los columbarios comprendidos entre el 2061 y el 2069 de la cripta principal del Valle de los Caídos, y que la única forma de probarlo es a través de una prueba de ADN. Esta decisión pone punto final a las demandas que María Purificación Lapeña, nieta y sobrina nieta de los desaparecidos, ha interpuesto reclamando una muestra genética que le permitiese enterrar los restos de sus familiares.
Lapeña acudió a la Justicia por primera vez en 2012, y en 2014 recurrió al Tribunal de Estrasburgo para demandar a España al considerar que inclumplía el Convenio Europeo de Derechos Humanos. Su objetivo era de que la Audiencia Nacional tomara una muestra del perfil genético que permitiese cotejar su ADN con el de su abuelo y su tío abuelo. Ahora, Patrimonio Nacional inicia los trámites para encontrar el mejor método para poner en marcha los trabajos en el complejo, que aún no tienen fecha prevista.