Resurgiendo. Dña Resiliencia.
Para llevar la contraria a la autora de este libro, yo sí la considero una poeta, y una buena poeta. La poesía, para que me guste, debe tener verdad y, en ocasiones, juego: 6 mesas, 28 mesas, 496 mesas, 8128 mesas...
También me agrada la forma en que organiza los poemas, divididos en tres partes: Infierno, con 17 poemas; Kaos, con 42 poemas; y Libertad, con 34 poemas. Este esquema traza un claro camino de superación, y sumando hacen un total de 93 poemas, por supuesto, múltiplo de tres.
¿Estarán bien contados o será solo un artificio para que cuadren los números? No lo sé, pero si compras tu ejemplar, puedes contarlos tú mismo, incluso si fuera menester leerlos.
¿Qué puedo decir del contenido? En el poema de presentación, "Casi, pero no", se nos recuerda que el camino empieza con la protagonista, una mujer que reflexiona sobre sí misma:
"Me hubiese llamado estúpida, gilipollas, y,
probablemente, cosas peores..."
El poema concluye con un cambio de perspectiva que refleja a su autora:
"Se vive mucho mejor..."
Bajamos al Infierno, uno de esos infiernos con los que convivimos, tan cerca de nuestras casas cálidas en invierno y frescas en verano. Siguiendo mi juego, encuentro "Alma Errante", el poema número 3 de esta sección, que transmite la imposibilidad de verbalizar su angustia:
"Alma errante atrapada
grito en silencio
para ser liberada."
Y más adelante:
"No encuentro consuelo
a mi llanto,
torturan mis recuerdos
cada uno de mis pasos."
Esa imposibilidad se extiende a todos esos años, meses, semanas, días, horas, minutos y segundos vividos en silencio. Este sentimiento se profundiza en "Silenciada", el poema número cinco:
"Y me callo...
Me callo."
En el sexto poema, "La Loca", y el séptimo, "Borrada del mapa", la autora revive el proceso de aceptar aquello que nunca imaginaría posible para "una chica liberal, alegre y positiva".
"¿La volvieron loca?
No, ya lo estaba.
Por eso se merecía
vivir apresada,
como yo,
como tantas..."
Esa certeza se interioriza de forma devastadora, como se expresa en los versos:
"Hizo que me avergonzara
de lo que era,
fui cambiando a su antojo,
sin darme cuenta."
En la presentación, Tania nos confesó que este infierno contiene más poemas, algunos de los cuales permanecen escondidos en el cajón. Sin embargo, en los publicados ya se vislumbran retazos incipientes de rebeldía, aunque contradictoria y aún sin salida.
De "Una vida que no es vida", leemos:
"Mi cuerpo, enmascarado,
deambula en este limbo
de culpa y vergüenza,
condenado a una vida
que no es vida."
Las contradicciones pasan factura, y así surge "Ansiedad":
"Una lucha continua
contra mi propio cuerpo
que permanece
encadenado en las sombras."
Le sigue la "Penitencia", donde aparece la infancia:
"Mi niña interior,
esa que tiene terror al abandono,
un miedo atroz a la soledad."
Pero, afortunadamente, después del miedo emerge la "Rabia", una explosión liberadora:
"Dar gritos, dar patadas,
sacar todo el tormento."
Y, con ella, el inicio del final. En "Pensamientos Inconfesables", la desesperación se convierte en un grito visceral:
"Quiero matarlo
porque es la única
vía de escape que veo..."
Finalmente, el enemigo ya no es la propia niña, mujer o autora, sino algo externo, como se revela en "Hay un monstruo en mi cuarto":
"Y sin más, llega un día,
en que empiezo a verlo claro,
ya descubrí al monstruo,
está durmiendo a mi lado."
Un monstruo que, en su interior, lleva un "Cobarde":
"Cobarde,
por hacerme quedar a tu lado
para no sentirte tú
tan cobarde."
Que, aunque sea un "Lobo con piel de oveja":
"Noche de luna llena
causa influjo en la fiera,
impulso de rabia incontrolable,
llamaradas de celos en la mirada."
No pudo evitar un nuevo "Comienzo", poema que da fin al Infierno y paso al Kaos:
".../... el límite está
en la inmensidad del uniVerso."
Este es el germen del libro que, en palabras de Javier Muñiz, "Nunca debió existir"; y, aun así, describe su viaje. Tania, que es la reencarnación de Palas Atenea sin ella misma saberlo, desciende a los infiernos, habla con Dante, yace con Petrarca y resurge de sus propios versos para decirnos: "Aquí estoy, he regresado."
Adentrarse en los poemas de Kaos y Libertad para continuar con la reseña de "Resurgiendo. Doña Resiliencia" de Tania González Morán será tarea para más adelante. Espero que a alguna lectora o lector se le haya despertado el interés y que pueda conseguir este libro editado por Arquetipo Cultura (juevesenverso@gmail.com).
Salud.
Resurgiendo. Dña Resiliencia.
https://loquesomos.org/tag/francisco-javier-rodriguez-amorin/
También me agrada la forma en que organiza los poemas, divididos en tres partes: Infierno, con 17 poemas; Kaos, con 42 poemas; y Libertad, con 34 poemas. Este esquema traza un claro camino de superación, y sumando hacen un total de 93 poemas, por supuesto, múltiplo de tres.
¿Estarán bien contados o será solo un artificio para que cuadren los números? No lo sé, pero si compras tu ejemplar, puedes contarlos tú mismo, incluso si fuera menester leerlos.
¿Qué puedo decir del contenido? En el poema de presentación, "Casi, pero no", se nos recuerda que el camino empieza con la protagonista, una mujer que reflexiona sobre sí misma:
"Me hubiese llamado estúpida, gilipollas, y,
probablemente, cosas peores..."
El poema concluye con un cambio de perspectiva que refleja a su autora:
"Se vive mucho mejor..."
Bajamos al Infierno, uno de esos infiernos con los que convivimos, tan cerca de nuestras casas cálidas en invierno y frescas en verano. Siguiendo mi juego, encuentro "Alma Errante", el poema número 3 de esta sección, que transmite la imposibilidad de verbalizar su angustia:
"Alma errante atrapada
grito en silencio
para ser liberada."
Y más adelante:
"No encuentro consuelo
a mi llanto,
torturan mis recuerdos
cada uno de mis pasos."
Esa imposibilidad se extiende a todos esos años, meses, semanas, días, horas, minutos y segundos vividos en silencio. Este sentimiento se profundiza en "Silenciada", el poema número cinco:
"Y me callo...
Me callo."
En el sexto poema, "La Loca", y el séptimo, "Borrada del mapa", la autora revive el proceso de aceptar aquello que nunca imaginaría posible para "una chica liberal, alegre y positiva".
"¿La volvieron loca?
No, ya lo estaba.
Por eso se merecía
vivir apresada,
como yo,
como tantas..."
Esa certeza se interioriza de forma devastadora, como se expresa en los versos:
"Hizo que me avergonzara
de lo que era,
fui cambiando a su antojo,
sin darme cuenta."
En la presentación, Tania nos confesó que este infierno contiene más poemas, algunos de los cuales permanecen escondidos en el cajón. Sin embargo, en los publicados ya se vislumbran retazos incipientes de rebeldía, aunque contradictoria y aún sin salida.
De "Una vida que no es vida", leemos:
"Mi cuerpo, enmascarado,
deambula en este limbo
de culpa y vergüenza,
condenado a una vida
que no es vida."
Las contradicciones pasan factura, y así surge "Ansiedad":
"Una lucha continua
contra mi propio cuerpo
que permanece
encadenado en las sombras."
Le sigue la "Penitencia", donde aparece la infancia:
"Mi niña interior,
esa que tiene terror al abandono,
un miedo atroz a la soledad."
Pero, afortunadamente, después del miedo emerge la "Rabia", una explosión liberadora:
"Dar gritos, dar patadas,
sacar todo el tormento."
Y, con ella, el inicio del final. En "Pensamientos Inconfesables", la desesperación se convierte en un grito visceral:
"Quiero matarlo
porque es la única
vía de escape que veo..."
Finalmente, el enemigo ya no es la propia niña, mujer o autora, sino algo externo, como se revela en "Hay un monstruo en mi cuarto":
"Y sin más, llega un día,
en que empiezo a verlo claro,
ya descubrí al monstruo,
está durmiendo a mi lado."
Un monstruo que, en su interior, lleva un "Cobarde":
"Cobarde,
por hacerme quedar a tu lado
para no sentirte tú
tan cobarde."
Que, aunque sea un "Lobo con piel de oveja":
"Noche de luna llena
causa influjo en la fiera,
impulso de rabia incontrolable,
llamaradas de celos en la mirada."
No pudo evitar un nuevo "Comienzo", poema que da fin al Infierno y paso al Kaos:
".../... el límite está
en la inmensidad del uniVerso."
Este es el germen del libro que, en palabras de Javier Muñiz, "Nunca debió existir"; y, aun así, describe su viaje. Tania, que es la reencarnación de Palas Atenea sin ella misma saberlo, desciende a los infiernos, habla con Dante, yace con Petrarca y resurge de sus propios versos para decirnos: "Aquí estoy, he regresado."
Adentrarse en los poemas de Kaos y Libertad para continuar con la reseña de "Resurgiendo. Doña Resiliencia" de Tania González Morán será tarea para más adelante. Espero que a alguna lectora o lector se le haya despertado el interés y que pueda conseguir este libro editado por Arquetipo Cultura (juevesenverso@gmail.com).
Salud.
Resurgiendo. Dña Resiliencia.
Bear Blog.
mastodon. |
Para saber daqué más del allunáu, visita la páxina de presentación. |