La Desbandá: de nuevo en marcha.
Por Luis Suárez-Carreño, activista de La Comuna.
Tras el paréntesis debido a la pandemia, que obligó a suspender la edición de 2021, este 3 de febrero ha arrancado desde Málaga, una vez más, la marcha conmemorativa de aquellos trágicos sucesos.Recordemos muy brevemente esos hechos: Entre los días 6, 7 y 8 de febrero de 1937, miles de refugiados de distintos lugares de Andalucía que se habían ido concentrando en Málaga empujados por el avance de las tropas franquistas y las amenazas radiofónicas de Queipo de Llano, emprendieron una huida desesperada por la carretera costera de Málaga a Almería bajo las bombas de la aviación italo-germana, los obuses de los cruceros Baleares, Canarias y Almirante Cervera y las tanquetas fascistas italianas con su tropa de camisas negras.
Se estiman entre 100 y 200 mil personas huyendo, la inmensa mayoría civiles inermes e inofensivos. Entre 3.000 y 6.000 asesinadas; la mayor masacre de población civil de la guerra del 36-39, un crimen tan gratuito desde el punto de vista militar como cruel e impune.
Debido a la ausencia de periodistas en el terreno y a su ocultación por el franquismo (recordemos que este pretendió atribuir el bombardeo de Gernika, dos meses y medio más tarde, a la propia aviación republicana), La Desbandá permaneció en gran medida oculta y latente sólo en la memoria de las personas supervivientes y sus familiares durante décadas.
En 2005, distintas asociaciones memorialistas andaluzas iniciaron la indagación y la difusión de aquella epopeya, y desde 2017, se realiza una marcha organizada por la Asociación Sociocultural y Club Senderista La Desbandá, que sigue el mismo recorrido por la costa de Málaga, Granada y Almería.
La marcha conmemorativa ha ido estos años creciendo en cantidad y calidad: Más participantes, procedentes de más lugares y colectivos de todo el Estado y también extranjeros; más actos culturales para las tardes de las 10 etapas; mejor organización para coordinar los mil detalles y retos que implican mover (alimentar, alojar, etc.) a unas 100 personas, durante 10 días, a lo largo de 250 km…
Una muestra de esa superación de cada una de las ediciones de la Marcha es el programa de actividades paralelas; es decir, los actos culturales que se realizan al caer la tarde en los que las y los caminantes, tras descansar, se juntan con vecindario local, y según los casos, también con autoridades e instituciones locales. En esta edición el programa incluye desde la presentación de libros de temática histórica o memorialista a obras de teatro, exposiciones, conferencia de historiadores/as, o conciertos. Todo bajo el común denominador de la construcción de la memoria democrática y la reclamación de una justicia postergada e irrenunciable.
Como dato, destacaría la fuerte presencia de mujeres como autoras o ponentes en esas actividades; por mi amistad o admiración hacia ellas mencionaría a Ritama Muñoz-Rojas, periodista y escritora, presentando su libro ‘Los olvidados del exilio’, y a Alicia Delgado, poeta, de la que se va a representar una teatralización de su libro ‘Entre el yugo y el salitre’.
Es importante señalar que la organización, aunque cuenta con algunos apoyos institucionales, no lo tiene garantizado en todas las localidades en que finalizan las 10 etapas, lo que implica unas dificultades logísticas adicionales. Pues hay que tener en cuenta que, de cara a facilitar la asistencia a todos los bolsillos, el alojamiento se realiza en instalaciones públicas como polideportivos o centros educativos, que son cedidos gratuitamente por el ayuntamiento correspondiente. Aunque también existe la opción de alojamientos convencionales en cada localidad, para quien esa fórmula colectiva resulte inconveniente.
La Marcha ofrece muchos estímulos para las personas que la realizan, ya sea integralmente o en algunas de sus etapas. Es un espacio de convivencia, de intercambio en diversidad con personas de distintas culturas, propicio para generar lazos de hermanamiento y amistad; es un sano ejercicio físico de aproximación al paisaje de esa Andalucía oriental.
La Marcha es también una experiencia de aprendizaje, y en este aspecto los llamados ‘puntos de la memoria’ juegan un papel muy relevante. La ruta está jalonada de estos puntos de la memoria en los que se realizan charlas o reflexiones sobre el significado de cada lugar, sobre el episodio concreto que representa o recuerda. Hay un total de 25 lugares descritos en la página web de la asociación, no todos los cuales se visitan en la propia marcha, pero que son fácilmente visitables de manera individual por quien tenga interés.
Este año también se va a inaugurar (el día 6 de febrero en Salobreña) el monumento a la Desbandá que se ha erigido por iniciativa y empeño de la Asociación y por medio de contribuciones voluntarias.
Entre los efectos derivados de las marchas hay que destacar el haber hecho aflorar a muchas personas supervivientes directas, o familiares, de la Desbandá, personas que en la mayoría de los casos no habían transmitido aquella experiencia más allá del círculo más próximo, y que ahora se han animado a compartirla. La Marcha tiene así momentos de gran emoción; para quien quiera hacerse una idea, en la web de la Asociación (https://ladesbanda.es) puede encontrar entre muchos otros recursos e información, la narración de todas las etapas y de todas las 5 marchas realizadas hasta ahora.
En definitiva, para todas las personas que creemos en la memoria y la justicia, esta VI edición de la Marcha La Desbandá es una gran noticia, una muestra más de cómo la sociedad está construyendo cultura democrática en nuestro país, más allá de la academia y de las instituciones. Efectivamente, esta fue desde el principio una iniciativa de la ciudadanía que no solamente ha desvelado unos hechos deliberadamente ocultados, sino que ha recogido numerosos testimonios directos para reescribir, con la fidelidad que sólo las víctimas directas pueden proporcionar, una página fundamental de la historia real de nuestro país.