Chato Galante: imágenes para el recuerdo.
Manuel Blanco Chivite. LQS. Marzo 2021
Conocí tarde a Chato Galante. Había oído hablar de él y quizás él había oído hablar de mí, en aquéllos tiempos de clandestinidades y transiciones para que todo siga igual, pero nuestras trayectorias no coincidieron hasta poco después de haberse constituido la Asociación de La Comuna, en la que nos encontramos o reencontramos un nutrido grupo de veteranos y veteranas de la lucha antifranquista, hombre y mujeres que supimos de represiones, torturas, cárceles y muerte.
Fue hacia finales del 2011. En Chato Galante encontré a un militante empeñado e inteligente, con una gran capacidad de trabajo y un agudo sentido táctico, que le convirtieron en una figura imprescindible del movimiento por la Memoria Histórica y en un importante motor de la Querella Argentina contra los Crímenes del Franquismo, recurso al que tuvimos que recurrir dada la impunidad blindada y la defensa a ultranza que los gobiernos y la judicatura españolas dieron a la dictadura y a sus servidores y beneficiarios más repugnantes.
En abril y mayo del 2012, formamos parte, junto a Josu Ibargutxi y Sabin Arana (también fallecido y recordado y con quien coincidí en la cárcel de Carabanchel en 1970) de la primera delegación de La Comuna y de la Asociación hermana Goldatu que viajó a Buenos Aires para prestar declaración ante la jueza María Servini. En el mismo viaje, la abogada Doris Benegas contó con nuestro apoyo y declaración ante la jueza para llevar adelante una querella por el asesinato de Xosé Humberto Baena, fusilado el 27 de septiembre de 1975. A continuación, vendría una intensa etapa de trabajos, actividades públicas, entrevistas institucionales, preparación de querellas, presencia en centros de estudio, manifestaciones… que llenaron los últimos y muy fructíferos años de vida de Chato Galante.
Las fotos que extraigo de mi pequeño archivo particular y que son desconocidas o muy poco conocidas más allá del ámbito de la amistad y el activismo en el que estuvimos presentes, han sido seleccionadas con la intención de mostrar uno de los aspectos más humanos de nuestro ya desaparecido amigo: su buen talante, su compañerismo y hasta su sentido del humor. Con Chato Galante no solo milité, viajé, y compartí activismos, con Chato Galante viví, como muchas otras personas, buenos momentos, momentos en que, pese a la seriedad y el dramatismo que la lucha por la Memoria del antifranquismo trae inevitablemente consigo, también hubo espacio para la sonrisa.
Conocí tarde a Chato Galante. Había oído hablar de él y quizás él había oído hablar de mí, en aquéllos tiempos de clandestinidades y transiciones para que todo siga igual, pero nuestras trayectorias no coincidieron hasta poco después de haberse constituido la Asociación de La Comuna, en la que nos encontramos o reencontramos un nutrido grupo de veteranos y veteranas de la lucha antifranquista, hombre y mujeres que supimos de represiones, torturas, cárceles y muerte.
Fue hacia finales del 2011. En Chato Galante encontré a un militante empeñado e inteligente, con una gran capacidad de trabajo y un agudo sentido táctico, que le convirtieron en una figura imprescindible del movimiento por la Memoria Histórica y en un importante motor de la Querella Argentina contra los Crímenes del Franquismo, recurso al que tuvimos que recurrir dada la impunidad blindada y la defensa a ultranza que los gobiernos y la judicatura españolas dieron a la dictadura y a sus servidores y beneficiarios más repugnantes.
En abril y mayo del 2012, formamos parte, junto a Josu Ibargutxi y Sabin Arana (también fallecido y recordado y con quien coincidí en la cárcel de Carabanchel en 1970) de la primera delegación de La Comuna y de la Asociación hermana Goldatu que viajó a Buenos Aires para prestar declaración ante la jueza María Servini. En el mismo viaje, la abogada Doris Benegas contó con nuestro apoyo y declaración ante la jueza para llevar adelante una querella por el asesinato de Xosé Humberto Baena, fusilado el 27 de septiembre de 1975. A continuación, vendría una intensa etapa de trabajos, actividades públicas, entrevistas institucionales, preparación de querellas, presencia en centros de estudio, manifestaciones… que llenaron los últimos y muy fructíferos años de vida de Chato Galante.
Las fotos que extraigo de mi pequeño archivo particular y que son desconocidas o muy poco conocidas más allá del ámbito de la amistad y el activismo en el que estuvimos presentes, han sido seleccionadas con la intención de mostrar uno de los aspectos más humanos de nuestro ya desaparecido amigo: su buen talante, su compañerismo y hasta su sentido del humor. Con Chato Galante no solo milité, viajé, y compartí activismos, con Chato Galante viví, como muchas otras personas, buenos momentos, momentos en que, pese a la seriedad y el dramatismo que la lucha por la Memoria del antifranquismo trae inevitablemente consigo, también hubo espacio para la sonrisa.