Lo primero siempre es el título, que en el libro que nos ocupa “
Un revólver de seis latidos” nos adentra en una realidad llena de violencia. Lo segundo es la dedicatoria a quien en la adolescencia le abre la puerta de la poesía con
Don Antonio Machado. La tercera advertencia está en la cita del Halcón maltés, del
Señor Dashiell Hammett, que sitúa esa poesía en la crítica social (toda buena novela negra es en esencia una crítica a los poderes de la sociedad que retrata, empezando por “Rinconete y Cortadillo”, como explica
Manuel Blanco Chivite https://vientosur.info/wp-content/uploads/spip/pdf/VS127_M_B_Chivite_Rinconete_y_Cortadilla.pdf).
Estos tres elementos nos adelantan una incursión interesante en el mundo poético de
Javier Muñiz, pero que nos cuenta
Rafa R. Valdes en el prólogo del libro, fundamentalmente insiste en que
“Vais a probar pistola” (
https://youtu.be/2xwNQnHGZis), pero nos da claves nuevas, el jazz y la catilinaria. El jazz además de libertad esconde la dificultad de lo simple y la vehemencia deja ver la pasión del autor ante el sonido que produce el tambor de un revólver cuando gira.
Pero para mí lo que tengo entre manos es un libro conceptual (ejemplo musical
Thick as a brick de
Jethro Tull). Artefacto creado por un conjunto adyacente de quince poesías, que se deben disfrutar del tirón. Empezamos.
Nos salen al encuentro los protagonistas,
Wilmer Cook interpretado por Elisha Cook, Jymmy con sus tres orejas, Tony el ganzúa,
Joel Cairo de ojos azules interpretado por Peter Lorre, Sydney Greenstreet como
The Fat Man, para descubrir a la encantadora Mary Astor en el papel de
Brigid O. con su melena pelirroja y sus ojos verdes. Un estándar
“femme fatale” sobre el que gira este poemario.
Las canciones de Jazz clásico se pueden encontrar en la red, a mí se me escapan las claves que aportan, a un texto claro y de lectura ágil, donde encontramos las referencias a Manhattan (Hell’s Kitchen, calle 39, decima avenida, y la delimitación de este barrio en los puntos cardinales) y los moteles como escenarios importantes adornados de bebidas y drogas, pero lo más significativo es la elección de la persona que narra lo sucedido, este joven que
aprendió a cocinar como sería su destino.
Desde el principio conocemos el final, y nos presenta un resumen:
“le mataré a él, después a ti, y finalmente me pegaré un tiro” que se cumple:
el gatillo percute, el tambor gira, tu vida estalla.
Si se despierta la curiosidad y compráis este poemario compartir vuestra bala con los que ya hacemos lo propio.
Salud.
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